Enero 19 de 1980 Querido Padre: Sé, a ciencia cierta, que esta carta es casi un epílogo al diálogo que un día, ya remoto, comenzamos. Hasta ahora nuestras conversaciones no han trascendido la intimidad familiar. Pero, esta carta, será pública. Debe ser así, porque mis torturadores, carceleros y jueces, pretendiendo herirte y humillarme, han trasgredido todos los límites del respeto. Debe ser así, porque aquellos que debieron aprender el respeto a la ley, a la dignidad humana y a su propia misión libertadora, han querido que mi nombre y mis ideas se liguen a tu nombre. Y debe ser así, porque en mí, desde el día de mi captura, han pretendido escarmentar los principios y criterios, que han guiado cada uno de mis actos, criterios aprendidos de tu boca sabia y de tu vida ejemplar. Es pues, el momento de hablar en voz alta. Es, necesario aceptar el desafío. Reinicio, pues, el dialogo. Hay quienes pretenden hacer ver en nosotros, miembros activos del M19, elementos extraños a nuestro pa
Tributarista y Administrativista, Asesor y Consultor en entidades del sector Público y Privado. Arbitraje Nacional Miembro- Fundador del Instituto de Derecho Administrativo de Córdoba. Miembro del Consejo Departamental en Salud- Córdoba